Lo que pensamos de nosotros mismos ejerce una influencia en la imagen que damos.
Si piensas: “no soy más que un hombre sencillo a quien todos consideran un pobre ingenuo" es posible que des una impresión de hostilidad, si esa concepción que tienes de ti mismo te hace enfadar. Y si piensas "soy del montón y aburrida y los demás no quieren saber nada de gente así" estarás esperando que los demás te ignoren y dando una impresión de desconfianza y distanciamiento. Los demás nos juzgarán de acuerdo a cómo nos juzguemos a nosotros mismos. Si pensamos que somos personas estupendas y encantadoras tenemos muchas probabilidades de que los demás estén de acuerdo con nosotros.
Una buena autoestima hará milagros en alguien poco atractivo naturalmente, porque la clave del éxito no está exactamente en el físico, sino en el buen concepto que tengamos de nosotros mismos que lleva a transmitir una imagen positiva. Por tanto, aun siendo poco lindo, basta con quererse y aceptarse para lograr transmitir una impresión tan buena como el más atractivo.
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